Verse envuelto en una situación de película en la que los frenos no funcionan no es nada deseable. No somos especialistas de cine, como para saltar del coche en marcha o derrapar mientras sorteamos obstáculos, hasta que el vehículo pierda fuerza, y nos bajemos como si nada. Bromas aparte, todos tenemos claro que los frenos son un elemento vital en nuestra seguridad al volante.
El sistema de frenado está compuesto por las pastillas de freno, los discos, el líquido que rellena el circuito de frenado y las tuberías que lo conforman. Su desgaste depende en gran medida de la forma de conducir: será mayor si lo haces de forma brusca que si conduces de forma suave y relajada.
Si observas un comportamiento anómalo: el volante vibra al pisar el freno o el pedal del freno va más fuerte o más suave de lo habitual, acude a tu taller First Stop. También si los frenos no responden de inmediato o necesitas más distancia de frenado para detener el coche totalmente.
Si se encienden en el salpicadero los frenos o señales de ABS, consulta el manual del vehículo para ver qué indican estas señales. En caso de duda, dirígete a tu taller First Stop.
Y como regla general, una vez al año o cada 10.000 kilómetros pues discos, tambores, pinzas y pastillas de freno están sometidos a un continuo uso y desgaste. Conviene revisar también el nivel de líquido y comprobar que no hay fugas en el circuito.
¿Cuándo debo sustituir el líquido de frenos?
El líquido de frenos debe sustituirse en cada cambio de pastillas de freno, cada cambio de partillas y discos frenos, cada 2 años o cuando el punto de ebullición del líquido de frenos en igual o inferior a 165ºC (DOT 4)
¿Puedo rellenar el líquido de frenos?
El líquido de frenos nunca debe rellenarse ya que disminuyen sus propiedades al mezclarse con el antiguo. Además, muchos vehículos miden el desgaste de pastillas o discos mediante el nivel del líquido de frenos y, en caso de rellenado, el vehículo no nos informaría de dichos desgastes
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